El Emperador Arcadio, heredero de Teodosio I, y primer Emperador del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, luchó incansablemente por mantener las fronteras controladas y seguras. Ante los incesantes ataques bárbaros que habían acabado con el Imperio Romano de Occidente, Teodosio II sucesor de Acadio, reforzó las murallas originales de la ciudad de Constantinopla, por otra compuesta de 3 muros de 12 metros de altura, que acabamos de comentar, consiguiendo mantener la ciudad a salvo dese el siglo V, hasta el XIII, haciendo de ésta una ciudad prácticamente inexpugnable.