Pocas veces nos paramos a pensar en el origen de algunos de los utensilios que utilizamos en nuestra vida cotidiana, ni siquiera imaginamos que en algunos casos se trata de inventos muy antiguos.
Uno de esos objetos es el tenedor, cuyos orígenes no están demasiado claros, pero según muchos documentos se trata de un invento del siglo XI.
El utensilio se atribuye a una princesa bizantina llamada Teodora, que era hija del emperador de Bizancio Constantino Ducas, y fue creado con la finalidad de llevarse la comida a la boca sin necesidad de utilizar las manos. Según algunos autores, este primer primer ‘pincho’ fue fabricado en oro puro.
Pero sus comienzos no fueron fáciles. Este nuevo instrumento, proveniente de Constantinopla, sufrió un rechazo generalizado, por diversos tipos de razones, aunque la principal fue por la falta de pericia de quienes lo utilizaban: se pinchaban la lengua, las encías, los labios …, lo utilizaban a modo de mondadientes, para rascar y hurgar …
San Pedro Damián llegó a denominarlo “instrumento diabólico”, y consideraba demasiado refinada la utilización del tenedor en las comidas.
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