martes, 11 de noviembre de 2014

SUEÑO DE EXPANSIÓN DE JUSTINIANO

Apenas llegados al trono, el sueño de la pareja imperial fue volver a resucitar el antiguo Imperio Romano. Y para integrarlo, Justiniano planeó numerosas campañas, sirviéndose de los dos militares más grandes de su época, los generales BELISARIO y NARSES • Comenzó invadiendo el norte de África y apoderándose, en el año 533, del reino que allí habían establecido Los Vándalos. • Luego sus tropas cruzaron el estrecho y atacaron a los Visigodos, adueñándose de toda la zona sur de España. • Después emprendió lo más difícil: la reconquista de Italia, dominada en ese entonces por los Ostrogodos. La guerra fue larga y costosa, pero en el 553 los orientales eran dueños de toda la península. Así estuvieron a un paso de reconstruir el antiguo Imperio: todo el Mediterraneo era nuevamente un ‘lago romano”, y sólo faltaba reconquistar las Galias y las provincias del Danubio. Pero este sueño no pudo realizarse: en él otro extremo del imperio se habían levantado, una vez mas, los eternos enemigos de los romanos: Los Persas: • Los Persas estaban viviendo un período de esplendor, y acaudillados por su rey CÓSROES, obtuvieronn varios triunfos frente a los generales de JUSTINIANO. La lucha se suspendió cuando el emperador se comprometió a pagarles un tributo anual. • Además, por ese mismo tiempo, a través de la Macedonia se venía abriendo paso nuevas tribus asiáticas: los Avaros y los Búlgaros; en algunas oportunidades llegaron casi basta las murallas de la capital, y costó mucho hacerlos retroceder. Todos estos contratiempos impidieron que JUSTINIANO realizara su proyecto.

Las conquistas de Justiniano no se conservaron durante mucho tiempo. En la segunda mitad del siglo VI, los lombardos arrebataron a los bizantinos todo el norte y centro de la península Itálica. A comienzos del siglo VII, los visigodos consiguieron expulsar a los bizantinos de Hispania. Durante los siglos VII y VIII, los musulmanes conquistaron toda la costa mediterránea de África, así como Siria y Palestina. Desde entonces, el imperio bizantino quedó reducido a la península de Anatolia, los Balcanes y el sur de Italia.
Durante los siglos IX y X, el imperio bizantino vivió una nueva etapa de esplendor. Después, la existencia de Bizancio se caracterizó por las pérdidas territoriales continuas y por la amenaza constante de sus fronteras, sobre todo por parte de los musulmanes. A principios del siglo XV solo quedaba la ciudad de Constantinopla en manos bizantinas. En 1453, tras un largo asedio, Constantinopla fue tomada por los turcos y el imperio bizantino desapareció.